Todo lo que siento y pienso es honesto. Brutalmente honesto.
La mayor cantidad de veces la honestidad que doy no es recíproca, porque ser fiel a lo que uno quiere es demasiado difícil. Hay demasiadas tentaciones.
Hay gente que me miente a mi, hay gente a la que yo miento, y hay gente que sé que miente a otros. Pero el ciclo es el mismo. Largo y destructivo.
Yo estoy luchando para romper un paradigma eterno de la humanidad y no es fácil. Pero si lo logro voy a elevar mi ser a otro plano, donde hay más luz.
Ya no voy a pedir perdón por nada de lo que piense o sienta. Voy a mirar adelante y vivir siguiendo mis instintos. Mi corazón me va a seguir a donde yo vaya, porque es mío y de nadie más.
El dinero, las joyas, los lujos, los diamantes no valen nada si no hay corazón. Eso lo aprendí de una forma muy dura. Yo no voy a pedir perdón porque creo en esto.
Soy una gran mujer, de eso me estoy dando cuenta ahora. No necesito las patrañas de nadie, ni pelear las batallas de otros. Tengo mi propia guerra que ganar.