miércoles, 5 de agosto de 2009

Somos

Incongruente es la realidad.
Repleta de conceptos confusos.
Ausencia mental.

Atavios irreales para verse bien.
Antagonismos para resultar sociables.
Insostenibles mentiras que consumen, destruyen.
Irremediables disfraces eternos.
Austeridad mental.


¿Para quién tantas escenas?
El único espectador es uno mismo.
Repentinamente, el nivel cotidiano de mentiras zambulle a la pena.
Aceptación mental.

Las miles de caretas se unifican: el mismo abismo.
Jugamos a estafar hasta a la muerte.
Joder a uno o a miles. No importa.
Resulta lo mismo.
Indiferente al corazón. Solo placer.
Alejamiento mental.

El dominante solo pretende un nuevo esclavo.
Vana idolatría indiferente a la razón.
Domina el arte de la piel.
Itinerante la pasión.
Grandes banquetes banales.
Uno que otro se pone a pensar.
La fabulosa sinfonía universal.
Ansiedad mental.

Cuanto más oro, mejor
¿O ya ha muerto la alquimia?
Disfraces ingeniosos, pero los mismos hechiceros
Incendian minutos.
Consumen conciencias.
Inventan fábulas.
Acostumbramiento mental.

¿Piedra filosofal?
Es imposible quemarlo todo.
Comenzar de nuevo todo.
Adoptar el personaje correcto.
Divino castigo.
Original es el pecado.