miércoles, 18 de junio de 2014

Este ancho, ancho mundo

Hace poco tuve la oportunidad de conocer un ámbito laboral que en muchos años de carrera, para mí había sido un misterio: el sector público.

Desde el punto de vista estrictamente técnico quisiera afirmar que como dijo Francisco Delich, haciendo un gol de media cancha filosófico: "Paraguay es el cementerio de todas las teorías". Si no ¿cómo entender que cada táctica, estrategia, plan y sugerencia traídas de 3 universidades distintas y más de 20 consultorías internacionales haya caído mal?.

La mayor deficiencia técnica que detecté es la paupérrima comunicación interna que practican verticalmente (y solo de arriba a abajo). En medio de este diagnóstico me sentí en los durísimos años 70s, donde las imágenes más normales eran las de gente murando lo prohibido o de dedos cruzando la boca en señal de secreto. Elucubrando.

Obviamente, esta práctica "de los de arriba" era premiada por los "de abajo" del cono comunicacional con filtraciones picantes hacia los medios de prensa. Algunas terriblemente graves, que cayeron en pedidos de informes del Poder Legislativo y otros organismos de control.

Lo más asombroso de mi visita al Reino de Oz, es que a los guardianes del castillo del mago parecía no inmutarles lo que pasaba, lo que se publicaba, lo que se decía, lo que se murmuraba, las banderas negras que se colgaban, ni siquiera cientos de personas indignadas. Nada. El interés estaba obviamente en otra parte: el rio que alimentaba al molino que había que proteger.

Pero como en en la novela infantil de L. Frank Baum "El maravilloso mago de Oz", aunque la joven es arrastrada por un tornado y dejada en una fantástica tierra donde habitan brujas buenas y malas, un espantapájaros que habla, un león cobarde, un hombre de hojalata y otros seres extraordinarios; finalmente ella regresa a su hogar resultado de un escape en un globo aerostático.

Atesoro lo que aprendí: si no valoras la humanidad de las personas todo termina convirtiéndose en una jungla, donde prima la cadena alimenticia desde depredadores hasta insectos.

Ahora que me bajé del globo y que ya estoy en casa, sana y salva, lo único que me espera es todo un ancho, ancho mundo por explorar.