domingo, 16 de diciembre de 2012

Capítulo 2: El contexto

Desde que me separé de mi esposo, emocionalmente hace casi un año y físicamente hace poco más de 2 meses, conocí a alguien que me voló la cabeza, que me adora como soy, que no me juzga que no me pide más que mi amistad.

Un artista con un punto de vista asombroso de la vida. Puro optimismo, salud y ganas. La parte que a mi me falta. Pero lo nuestro, por más que lo deseemos los dos es imposible. Yo tengo que sanar y el tiene un capítulo que cerrar.

La primera tarde que pasamos juntos nos besamos, era tan fuerte que se cortó la energía eléctrica y su nariz empezó a sangrar. Fue más que mágico, fue un big bang universal.

Decidimos darle tiempo a los ciclos, esperar para que todo funcione en tiempo real. Pero la emoción nos gana y nos seguimos viendo, el me cuida y yo a el. Es realmente puro amor. Solo que no hay sexo, ni besos románticos  Solo amor. De la mejor clase.

Sabemos que somos el uno para el otro. Yo debo sanar y el debe dejar ir un clavo que tiene en el corazón. Quizas todo esto pase en mil años. Pero saber que el cariño verdadero es mutuo ya me hace feliz.

Yo tengo un diamante que el me dió. Yo se que podemos conquistar el mundo con arte y alegría. Yo sé.

El valor de mi parte es que conmigo no debe fingir. Todo es honesto, aunque duela, es honesto.