martes, 23 de septiembre de 2008

Y no me puede matar ¿Cobarde?


Omar, todavía recuerdo cuando llegaron todos enloquecidos al colegio, llorando.

Fue bien feo, una historia bien negra. Especial para corazones morbosos de novela de las 21 (horario central).

La verdad que nadie lo conocía muy bien, pero era “amigo” de todos. Del tipo que está todo bien cono todo mundo.

Omar se ahorcó en su habitación cuando yo tenía 16. Fue una tragedia incomprensible porque no dejo ningún tipo de pistas; los amigos nunca supimos por qué lo hizo.

A esa altura de su vida solo tenía futuro; no había ningún fracaso evidente que permitiera entender una decisión tan radical como sea.

Me produce (satisfactoriamente) mucha angustia la idea de la muerte de los demás antes que la mía. Esto corresponde al concepto de que tengo alma. Por ésta y otras circunstancias, aseguraría, que después me atrajo el pensamiento existencialista de Sarte.

Me parece muy irritante que la gente muera. Entonces pienso en que tenemos esta vida, la única, y que tenemos que vivir el placer sin culpa, como una acción liberadora de la angustia.

Lo material no es importante; los cargos no son muy importantes; nada es demasiado importante.

Lo importante es vivir, porque la vida es finita mis buenos amigos!!!

El miedo a la muerte no es paralizante; es como una letanía, un gusto desagradable en la boca que nos acompaña a todos siempre…. Pero quién piensa en eso?.... De cualquier manera es inevitable.