Otra vez soy el monstruo?
Es tu bucle de adjetivos y referencias cruzadas.
Vos nos llevás ahí. A ambos nos empujas a ese abismo.
No entiendo, así vas a sanar?
Qué confuso es leer mis íntimos collage al lado del espejo y también tus odiosos textos.
Hace mucho que ya no se trata de quien soy.
Hace mucho que solo se trata de lo que vos aseguras que es verdad.
Tu martillo, amor de mi vida, ya estableció mi sentencia: ese es el bucle.
Por más que pregunte cómo avanzar juntos, no hay sentido ni misericordia.
Por más gritos ahogados que use para decir mi verdad; no importa.
Tu balanza no es la de Themis. La balanza que mide mi verdad funciona solo con tu juicio, a veces delirante, a veces realmente imposible, construido ya solo de puras suposiciones.
Vivo y respiro en mi letra escarlata, mi caminar permanente a la hoguera.
Hoy me llamas monstruo, porque ayer fui monstruo.
Vivo a sabiendas de que una vez monstruo, para vos, por siempre monstruo.
Un año después me encuentro bajando la cabeza.
Un año después me encuentro monstruo, sin excepción.
Mi llanto desesperado, mi pánico a ser echada a la calle, mi terror de que darte lo que has pedido no sea suficiente nunca. Y que el bucle siga, y las bofetadas persistan, y que el "callate" sea el código permanente de un diálogo falso.
Soy autoconsciente al poner mi “yo” bajo tu lupa siempre, y percibiendo que para vos solo he fallado en tantos sentidos, y no hay piedad o misericordia para esta pecadora.
Parte de mi repertorio conductual de culpa, vergüenza y derrota.
Una redención? Linkin Park me lo cantó.
Dejé que la misericordia venga y arrastre y se lleve lo que he hecho.Me enfrenté a mí misma, para tachar aquello en lo que me había convertido.
Me borre a mí misma y deje pasar lo que he hecho.
Un año después por fin encontré la valentía de por fin escribir, reflexionar, mirar hacia dentro, despedirme y emprender un nuevo viaje que se inicia con la pregunta: qué quiero?